Hoy os traemos un cachito de la boda de esta preciosa pareja, Miguel y Gema.
A Gema ya la conocíamos de hace años, pues también tuvimos la gran suerte de hacerle la boda a su hermana Jose, y claro, estábamos encantados de volver a vivir otra boda en la familia. Es muy agradable volver a reencontrarte con personas que no ves de hace tiempo, y más para un momento tan bonito como es una boda.
Miguel entró después en nuestras vidas, a través de Gema, pero parece como si ya nos conociéramos de toda la vida, y la familia de el nos acogió como si así lo fuera.
Nos encanta trabajar así, sintiéndonos parte importante de las familias. Disfrutamos mucho, mucho, esos momentos.
La boda fue preciosa, un día de verano que hacía honor a estar en esta estación, pues calor hacía un rato. Pero nada importa si todo lo que está pasando es precioso y único, como así lo fue…… un día bonito para una pareja más bonita aún.
Después de pensar donde haríamos la postboda, se decidieron por Baeza, la eterna y siempre preciosa Baeza. Estamos enamorados de esta ciudad, y volver a ella siempre nos resulta mágico.
Aquí os dejamos un poquito de todo lo que vivimos con ellos. Esperamos que lo sintáis igual que nosotros lo vivimos.
Os traemos un poquito de esta boda tan bonita que se celebró en Granada.
Marina y Miguel pueden decir que tuvieron su boda soñada, no sólo por lo bonita que fue, sino por todos los que los acompañaron que hicieron fuera sin duda, un día inolvidable.
Miguel nos recibió en casa de sus padres, estaba hecho un flan, aunque el dijera que no. Allí estuvo arropado por toda su familia, con los típicos nervios de ese día y también con las bromas que se suelen hacer en esos momentos. Ya sólo quedaba ver a Marina.
La novia nos esperaba en La Casa 1800, de Granada, allí estaba con todas sus damas de honor, y con todo el revuelo que conlleva un acontecimiento así. Por aquí y por allí había bolsas, tacones, flores, papeles……y un sin fin de carreras para llegar a tiempo a la ceremonia. El que ponía el punto tranquilizador era el padrino, que se veía envuelto entre todo ese lío.
Y todas y todos colaboraron a que aquel ratito fuera genial, y nosotros disfrutando de ese precioso lío.
En el Cortijo Alameda esperaba Miguel a Marina, al verse no pudieron resistir regalarse una gran sonrisa, nerviosa y llena de emoción a la vez.
Y así fue pasando la tarde, entre los Si quiero, y todo el fieston que hubo hasta que los cuerpos aguantaron.
Con más tranquilidad, nos fuimos de postboda. Teníamos muchas ganas, ya que este par de guapos, se dejan hacer y proponen cositas que al final quedan genial. Y después de toda una tarde por los campos de Granada, después de hacer un montón de amigas lanudas, después quedaron estas fotos que hoy queremos compartir con vosotros.